Conclusiones

Hasta comienzos de esta nueva década, los ordenadores tenían una presencia testimonial en los centros educativos, con un uso docente minoritario, de gestión administrativa, o bien para uso didáctico en aulas específicas, las clásicas «aulas de informática», en muchos casos blindadas y superprotegidas. Sin embargo, hay que hacer resaltar el importante esfuerzo político y económico, en aras de la universalización de las tecnologías de la comunicación y de la información en las aulas, que se concreta en numerosas convocatorias, proyectos y programas, amparados en la mayoría de los casos por administraciones e instituciones internacionales, nacionales, regionales e incluso locales, dirigidas al ámbito educativo.

Ese esfuerzo inversor, en dotaciones y mantenimiento de equipos informáticos software y hardware, no se ha traducido siempre en planes didácticos que gestionen de forma coherente y certera los recursos que se ponen a disposición de las escuelas. De esta forma, se han detectado frecuentes problemas en cuanto a la adecuada implementación y aprovechamiento de los recursos, así como en lo relativo a la formación en TIC del profesorado, o a la evaluación de las repercusiones de la tecnologización de las aulas en los procesos de enseñanza-aprendizaje, entre otros (Aguaded y Tirado, 2009). Pese a que en las últimas décadas se han desarrollado numerosas experiencias e investigaciones en torno a la integración de las tecnologías de la información y la comunicación en los diferentes niveles educativos, tanto en el ámbito nacional como internacional, con variadas perspectivas.

Lógicamente, no puede pensarse que la dotación tecnológica, en este caso, vaya a resultar como tal la llave y solución de todos los males del sistema educativo. La experiencia de integración curricular de las tecnologías en los procesos de enseñanza-aprendizaje requiere necesariamente la adopción de medidas no referidas exclusivamente a dotaciones tecnológicas, sino también al diseño y puesta a disposición del profesorado de materiales, formación, y a la organización. Los problemas de una adecuada integración curricular, por tanto, posiblemente se ocasionan por no saber qué hacer, cómo hacerlo, para quién y por qué hacerlo.

3 comentarios:

  1. FRANCISCO: Coincido con la conclusión mostrada y con todo lo que aparece en el blog, pero también coincido con la última imagen de esta página. Creo que tanta tecnología nos está distanciando cada vez más los unos de los otros: personalemente soy de los que les molesta que quedes con tus amigos para tomar algo y tu estés solo pendiente de tu vaso y ellos cada uno de su "Blackberry", que un día vamos a estar en la mesa sentados y para preguntar a quién le toca pedir en la barra te lo van a mandar por "WhatsApp".
    Puede que sea un ejemplo muy concreto, pero yo cada vez lo veo más cómun.

    En el ámbito educativo el mayor inconveniente que presentan las NNTT es la desviculación del estudiante del resto de participantes (compañeros y docentes), a parte de los altos costes de su instalación y la continua mejora de éstos, que hacen que equipos y recursos se queden obsoletos en cortos periodos de tiempo.

    Son solo algunos de los inconvenientes que podemos ver hoy en día, pero seguro que hay muchas formas de solucionarlos.

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  2. FERNANDO:Parece ser que la opinión generalizada de la gente es que somos más modernos, estamos más avanzados, y todo es "mejor" cuantos más innovadores sean los aparatos que nos rodean en nuestra vida diaria, tanto más si se incorporan a nuestro trabajo, lo cual incluye el ámbito educativo. Pero, a la vista de los estudios que aquí se señalan, las nuevas tecnologías no van de la mano de una mejora. No sirve de nada por ejemplo, un ordenador último modelo si no sabemos utilizarlo y en el caso de saberlo si no lo hacemos con la finalidad de obtener mejores resultados en el alumnado, planificar mejor nuestra agenda o facilitar estudios estadísticos por ejemplo. No estoy en contra de ellas en absoluto, pero un avance en tecnología debe de acompañarse de una enseñanza de su manejo para que resulten eficientes.

    Por otro lado, las nuevas tecnologías empiezan a deshumanizar a quien más las usan. ¿No os sentís incómodos cuando estáis contándole algo importante a un amigo y no deja de tecletear el móvil chateando con otros?.Seguro que todos lo hacemos sin darnos cuenta, yo en este caso, o peor aún, dándonos cuenta pero sin que le demos importancia.

    Debemos por tanto obtener lo mejor de ellas sin olvidarnos de lo bien que lo puede hacer también (incluso mejor) la persona que trabaja de forma tradicional. Lo importante al fin y al cabo es la consecución de objetivos.

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  3. Juanma:
    Veo muy bien toda medida y todo proyecto llevado a cabo para la incorporación de las nuevas tecnologías al ámbito de la educación, ya que ello le ofrece la oportunidad a los centros de disponer de una serie de innumerables nuevas posibilidades en el campo de la educación, así como en relación con la innovación educativa, muy importante actualmente y que debería estar presente en todo momento.

    La nota discordante la tengo en la ausencia de proyectos paralelos a la incorporación de las nuevas tecnologías, que nos propongan, su modo de empleo o normativa de uso didáctico, el cual garantice una educación de calidad con las nuevas tecnologías, y que no quede en usar los ordenadores en clase para estar a la última haciendo lo mismo de siempre.

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